FUENTE: El Comercio

LibrOviedo cambió sus fechas en dos ocasiones por la pandemia: en mayo de 2020 y posteriormente en octubre, con la segunda ola. Tras más de un año y medio esperando la cita se pudo desarrollar del 11 al 20 de junio en la plaza Porlier. Mar Prieto, presidenta de la Asociación de Librero de Oviedo, hace balance en plena resaca del evento, que solo tiene un protagonista, el libro.

-¿Cómo valora la última edición de LibrOviedo?

-En líneas generales bien, positiva. A pesar de todos los imprevistos y de vivirlo en una nueva zona que no controlábamos estamos contentos. Tras la clausura nos pusimos todos los libreros al día y la mayoría coincidió conmigo en que si en la próxima edición tenemos que volver a las casetas, repetiríamos. Si tenemos posibilidad de volver a Trascorrales, quizás volvemos, pero si no, estamos todos juntos en que lo importante es llevar a cabo la feria.

-Venían de una pandemia que causó dos cancelaciones de fechas. ¿Llegaban con más ganas que nunca?

-Teníamos muchísimas ganas. Por eso cuando nos explicaron el protocolo de covid y nos ofrecieron hacerlo al aire libre no lo dudamos. Si nos llegan a decir en el medio del mar, allí habríamos ido. Estábamos ansiosos por hacer LibrOviedo.

-Más de 10.000 personas pasaron durante esos diez días por Porlier.

-Sí. La gente estaba muy contenta porque nos decía que se veía más el libro. Pasaban por allí y sin necesidad de entrar en el recinto, ya podían ver títulos que les interesasen. Al estar en la plaza desde casi todos los puntos podían vernos. Por Porlier pasa muchísima gente, más que otras posibles ubicaciones que barajamos, como la Losa de Renfe, donde se planteó dejar casetas de La Ascensión, pero no sabíamos cómo atraer hasta allí a la gente. Otra fue el paseo del Bombé, pero tampoco nos convenció. Luchamos por la plaza de la Catedral, pero ya estaba cogida por el mercado ecológico.

-Una de las ‘quejas’ de los libreros fue la falta de espacio para llevar mayor variedad. ¿Cómo llevaron a cabo la selección?

-Nosotros lo que hicimos fue escoger libros de seis meses hacia aquí. Además, en pequeñas cantidades. ‘Animal’, de Leticia Sierra, tuvimos que reponerlo cuatro veces en feria, lo que supone un trabajo adicional bastante arduo. En Trascorrales podríamos haber pedido muchos más y dejarlos allí guardados porque tenemos mucho más espacio.

-Las lluvias provocaron la pérdida de en torno a 280 libros.

-Sí, una pena. Hemos recuperado unos pocos, sobre veinte. Las lluvias fueron torrenciales y eso nos provocó también cancelaciones de presentaciones, sobre todo el miércoles.

-¿El año que viene quieren volver a Trascorrales?

-La plaza Porlier fue una consecuencia directa de la pandemia, sí nos gustaría recuperar nuestra ubicación de siempre. Por comodidad, espacio y tradición.

-¿Cómo vivieron los autores la feria?

-Pasaron por allí sobre sesenta autores, que se dice pronto. Estaban contentísimos, hubo quien vino hasta dos y tres veces. Notamos a los escritores locales volcados con la feria.

-Precisamente fueron dos escritoras locales, Leticia Sierra y Ana Lena, quienes más libros vendieron. ¿Enorgullece haber apostado por la literatura local y que la gente responda así?

-Es increíble. Ambas ovetenses y siempre me gustó apostar por ellos. Es precioso ver que Ana Lena, por ejemplo, estuvo firmando una hora y cincuenta minutos. Fueron felices de estar con su público. Me alegra ver que son profetas en su tierra.

-Las ventas fueron inferiores a otras ediciones. ¿A qué cree que se debe?

-La lluvia, principalmente. También el no tener la posibilidad del gran abanico de libros.

-Cerraron esta edición pensando ya en la siguiente. ¿Habrá novedades?

-Yo ya ando dándole vueltas a la próxima edición. Queremos innovar y hacer algo distinto. Mantenemos lo clásico, pero intentar sembrar la semilla del libro en ubicaciones como la fábrica de La Vega y la antigua cárcel. Llevar el libro a distintos espacios emblemáticos de Oviedo.