«La literatura que se queda en lo presentable se convierte en banal»

Fuente: El Comercio

Lorenzo Silva (Madrid, 1966) llega mañana a Oviedo para ejercer de pregonero en Libroviedo sin novela bajo el brazo, pero por los pelos. El 24 de mayo llega a las librerías una nueva entrega de Bevilacqua y Chamorro, ‘Lejos del corazón’, que pone a esta pareja de la Benemérita a lidiar con un secuestro, adentrarse en el mundo de los ciberdelincuentes y a transitar las complicadas aguas del Estrecho de Gibraltar. Pero en Oviedo no hablará de esta nueva aventura sino de la suya propia en el territorio de la literatura.

-¿Hay mucho y bueno que pregonar sobre la literatura en España?

-Depende de la actitud. Si eres un poco pesimista, puedes dolerte de vivir en un país donde la mitad de la población, según las estadísticas oficiales, no lee un libro nunca y donde el lector habitual, de un libro al mes, baja al 8,9%. Con esos mimbres, un escritor podría hacer un cesto muy amargo, pero no me quejo porque creo que ahora mismo tenemos una posibidad de acceso a la cultura mejor que nunca, una buena red de bibliotecas, y un sector editorial que, pese a los intentos de echarlo abajo, sigue ahí, potente, pujante. Quizá no se publican todos los libros que yo quisiera, pero ha sabido resistir, sigue ofreciendo algo razonablemente atractivo, diverso y rico. Hay buenos editores, escritores y diversidad.

-Pero ahora editores somos todos.

-No todo el mundo puede fabricar un deportivo pero todo el mundo puede producir cultura, hay una democratización que nos hace a todos estar en disposición de ponernos en circulación. Pero conviene que no desvaloricemos la cultura, no todo tiene el mismo valor, nivel o calidad.

-Se va encontrar con los lectores para hablar de su camino. ¿Qué ve cuando mira atrás?

-Veo que he sido muy afortunado; veo mucha gente igual que yo, que ha trabajado tanto como yo y no ha tenido reconocimiento y difusión. He tenido la suerte de encontrar lectores, de ver reconocido mi trabajo, de tener la sensación de que lo que hago tiene un valor. Miro hacia atrás con gratitud.

-¿Y cuando mira adelante qué ve?

-A alguien aprovechando la oportunidad de trabajar en lo que es su pasión. Ni veo otro horizonte ni mejor horizonte.

-La novela negra ha pasado de tiempos oscuros al color de rosa. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

-Yo entré en los tiempos oscuros. Sea mejor o peor, la novela negra tiene una serie de coordenadas y recursos que permiten llegar a muchos lectores y es una herramienta de disección del edificio social muy eficaz y fecunda, porque al final tiene esa obligación de analizar la sociedad en todas sus capas, las lustrosas y las inmundas. La literatura que se queda en lo presentable se convierte en banal e inocua.

-¿Qué papel juegan festivales como la Semana Negra o Getafe Negro?

-Están ahí porque han acertado a ser apuestas de esas ciudades. Igual que otros se afirman a través de un equipo de fútbol, han apostado por adquirir una presencia en el mundo a través de una marca cultural y esa es una apuesta buena. La cultura es una magnífica inversión, enormemente rentable, la visibilidad que le da a una ciudad contar con actividad cultural de primer orden es una manera de crear marca más barata que el fútbol. Hay quien dice que hay muchos festivales, a mí me parecen pocos; nadie se queja de que haya muchos bares y estadios de fútbol y hay muchos más.

-Es abogado. ¿Qué dice de la sentencia de ‘La manada’?

-No solo soy abogado sino que además me he leído la sentencia. Discrepo técnicamente, pero no es una decisión fácil, yo no he visto los vídeos, pero con lo que se lee en los hechos probados, sí existe una situación en que esa superioridad tan aplastante se traduciría en una intimidación. Esta es mi opinión y es cuestionable. Creo que aunque el voto particular tiene expresiones que se podían haber limado, no creo que esos magistrados sean unos insensatos que desprecien la dignidad de la mujer. Estoy seguro de que alguno de ellos se han pasado más de una noche sin dormir y han condenado a nueve años de prisión. A quien le parece que eso no es nada, le invito a pasar un fin de semana en la cárcel.

-También es coautor de un libro sobre ETA. ¿Qué le parece el anuncio de disolución?

-Es una no noticia. ETA no existe desde el año 2004, mantuvo coletazos durante siete años, se las arregló para matar alguna persona más, pero estaba descabezada, desintegrada, no pudo volver a operar, tuvo que parar en 2011. Si ahora, siete años después, vienen a recoger algún tipo de medalla, yo no se la voy a dar.

-¿Y ahora qué?

-Nada, lo que hay que hacer, si esta organización ya no existe y en su voluntad de facto está no existir, habrá que ir aplicando la legislación vigente, no vamos a hacer una excepción. Hay una población reclusa que podrá acogerse a beneficios penitenciarios. No con ellos, con todos los que manifiestan su voluntad de reinserción la ley es muy generosa.

-¿En qué medida tiene que ayudar la literatura a sacudirnos estos fantasmas?

-Hay quien cree en la memoria selectiva, indulgente, épica y de trompetería; yo solo creo en la memoria íntegra, honesta y sin rencor, que no busca ajustar cuentas, que busca impedir que no se olvide lo que no debe olvidarse. Aquí hay mucha infamia que tiene un ADN y una firma, y tendrán que asumirla y vivir con ella. En la lucha contra esa infamia el Estado cometió algunos errores, los más graves han sido purgados con condenas de cárcel, y eso debe formar parte del relato.

-¿Y los fantasmas de Cataluña?

-Ahora los fantasmas los tienen en Cataluña, que tiene un gran problema consigo misma: la sociedad dividida respecto a su futuro

-Viene a Libroviedo sin libro que presentar.

-Cuando me invitaron pensé: por tres semanas no llevo libro. El 24 de mayo sale ‘Lejos del corazón’, de Bevilacqua y Chamorro. Siempre cambio de escenario, en esta ocasión es el Estrecho y la novedad es que el arranque no es una asesinato, es un secuestro, y hay ciberdelincuentes. Es como una montaña rusa. Es una de las novelas más movidas de la serie.

-¿Qué territorios tiene pendientes?

-Por Asturias pasé de refilón en un relato, y lo tengo pendiente. También Galicia y el País Vasco. Va siendo hora. Porque además la novela negra yo la entiendo como de viajes, me interesan elementos como el paisaje y la diversidad del territorio español.

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